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"El trabajo dignifica"
es una de las ideas más caras que nos supieron vender. Si gano $500 al mes por atender reclamos de usuarios enojados todo el día, si paso mis días encerrado en un cubículo con un taladro de stress en el oido, perdiendo en cada minuto días de vida, no importa, tengo que sentirme digno, tengo trabajo!


¿Todo se resume a, simplemente, -tener- trabajo? No importa si te gusta, si te hace bien o si aplasta tu autoestima. Lo importante es que conviertas tu tiempo en plata. Que seas productivo.

Todo apunta a que lo antes posible formes una familia, que esa familia genere gastos, que tengas un trabajo para sostenerla y que uno de los máximos temores que tengas sea el temor a perder el trabajo; Siendo un temor que te va a tener constantemente amenazado. La vida, a partir de ahí, se resume a una moderna forma de esclavitud.


Lo lograron, hoy me asusta perder el trabajo, pero aclaro que mucho más me asustan las frases hechas, eso que se dice y repite sin pasarlo por un filtro.

"El trabajo dignifica", lo escucho y me salen ampollas en el cerebro.

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